....Con mis manos cierro tus ojos, tú te dejas hacer. Beso tus párpados, con mi mejilla te acaricio, pego mi cara a la tuya, ronroneándote. Mis pestañas te provocan pequeñas cosquillas, que aunque lo intentas, no consigues reprimir una expresión de placer. Es mi manera de decir que lo siento, que odio los enfados. Abres los ojos, mi mirada te sonríe. Deposito un suave beso en la comisura de tus labios, así, dulcemente. Una tímida sonrisa asoma tu cara,... sólo ese gesto me produce mariposas. En silencio, hace rato que cesó la música, con el ruido constante de la lavadora de fondo, te quito la camiseta. Te miro con los ojos del deseo, de la necesidad física que surge tras una pelea. Mis manos empiezan a recorrerte, quiero trazar un mapa en tu piel. Tú, ansioso, me sujetas por el cuello para acercar nuestras hambrientas bocas e iniciar así nuestro propio ritual del perdón... la tormenta está por llegar.....
